“En el trayecto, muchas personas nos pedían plásticos para cubrir sus casas, muchas de ellas fabricadas con adobes, lo que las hace propensas a derrumbarse. Gente que está viviendo al aire libre, utilizando carpas de plástico improvisadas. Se notaba el cansancio en sus rostros, la preocupación por lo que están pasando y la desesperación por obtener ayuda”
Carlos Eggart no es escritor y el párrafo anterior no ha sido extraído de una novela. Hace unos días dejó por algunas horas su puesto como coordinador del Smart Center en Chiclayo y, junto a otros compañeros de la Red de Voluntarios Claro, se embarcó rumbo a Mórrope, una de las localidades más afectadas por las lluvias e inundaciones en Lambayeque.
La situación es crítica, sin embargo este es un equipo de colaboradores comprometidos y dispuestos a ofrecer su tiempo y esfuerzo para ayudar a sus hermanos peruanos.
Anteriormente, la Red de Voluntarios apoyó el proyecto Casa Caliente Limpia, a través del cual 25 familias en Puno cumplieron el sueño de tener un mejor lugar para vivir y hacer frente al inclemente frío de las zonas altoandinas. Hoy que el país sufre nuevamente los embates de la naturaleza, ellos se unen en #UnaSolaFuerza para llevar agua y víveres a los damnificados.
La misión
Como líder del equipo de voluntarios en Lambayeque, Viviana Toscanelli sabe que la mejor ayuda es aquella que se organiza bien, pues llega más rápido y a más personas. Por ello, en coordinación con miembros del Ejército Peruano lograron llevar más de 4 toneladas de alimentos y útiles de aseo a las zonas afectadas por los recientes fenómenos climáticos.
“Lo que más se necesita son alimentos, repelentes, carpas, plásticos para proteger techos, personal médico y medicinas para atender las enfermedades que se presentan en estas condiciones”, asegura la Jefe del Centro de Atención al Cliente de Claro en Chiclayo.
“Nos unimos para traerles agua y víveres, pero sobre todo para recordarles que no están solos. Estamos con ellos y no deben perder la esperanza de que esta situación acabará y saldrán adelante”, confiesa Viviana, al tiempo que nos comenta que su mayor motivación como integrante de la Red de Voluntarios es servir de instrumento para ayudar a los más necesitados.
La situación en Mórrope es similar a la de muchas localidades en el norte del país devastadas por la fuerza de la naturaleza. Niños, ancianos, familias enteras esperando por ayuda. Muchas personas lo han perdido todo, sin embargo la fe y esperanza de construir un futuro mejor se mantienen intactas.
“Ver el rostro de ancianos cansados queriendo obtener esa ayuda que tanto necesitan… duele. Pero a la vez, sentimos una inmensa alegría cuando nos agradecen por estar con ellos”, recuerda notoriamente emocionado Carlos Eggart. Al igual que sus compañeros, tiene claro que el objetivo es ayudar en lo que se pueda, ya sea con agua, víveres, tiempo o sonrisas. “Continuaremos con esta labor las veces que sean necesarias”, afirma.
Las muestras de solidaridad llegan desde muchas partes del país y también desde el extranjero. Ahora, con el objetivo de colaborar con las provincias de Piura y Trujillo, la Fundación Carlos Slim ha enviado una brigada especial de apoyo para brindar atención a las zonas afectadas.
Pronto compartiremos más novedades. ¡Fuerza Perú!