Cada 8 de marzo, se conmemora la justa e histórica lucha de las mujeres por un mundo con mayor igualdad de oportunidades. En esta nota, recordamos cómo se gestó esta fecha.
El 8 de marzo de 1908, 129 mujeres perdieron la vida en un incendio en una fábrica de Nueva York, en Estados Unidos. ¿El motivo? Luchar por la igualdad de derechos. Dos años después, se acordaba conmemorar dicha fecha como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
¿Qué buscaban las mujeres de la fábrica Cotton? La reducción de la jornada laboral a 10 horas, mejorar las malas condiciones de trabajo y equiparar su sueldo al de los hombres. Una demanda comprensible, pero que, en ese entonces, no fue admitida por el dueño, quien mandó a cerrar el edificio como método disuasivo. El desenlace, sin embargo, fue fatal.
Años después, en 1977, en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Aunque para ello, hubo varios pasos previos.
Luego del trágico evento, el movimiento por los derechos de las mujeres se fue consolidando en Europa a través de la Interna Socialista en Copenhague, buscando además el sufragio femenino universal. La lucha continuó por el continente con la posibilidad de ocupar cargos públicos, formación profesional y no discriminación laboral.
Los años siguientes, el mundo fue acogiendo cada vez más estos justos reclamos. De hecho, en el Perú el sufragio femenino se consiguió en el año 1955. Para ese entonces, fue el penúltimo país de América Latina.
Más adelante, en 1975, la ONU declaró dicho año como el “Año Internacional de la Mujer”. Y ya en épocas más recientes, el movimiento ha continuado no solo para reclamar derechos fundamentales, sino igualdad de oportunidades en diversos ámbitos. Las llamadas brechas de género.
Equidad de género
Y es que, según diversos estudios, la equidad de género aún es una deuda pendiente. Según el Ranking PAR LATAM de Aequales, solo el 26% de los puestos directivos son ocupados por mujeres.
Y sobre esto último, aunque no debería ser necesario mostrar cifras para corroborar la importancia de la mujer –por ejemplo, en el ámbito empresarial– las cifras están disponibles. Por ejemplo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuando las empresas implementan una cultura empresarial inclusiva y políticas de inclusión, tienen 63% más de probabilidades de conseguir mayor rentabilidad y productividad, así como 59% más posibilidades de impulsar la creatividad y la innovación.
Por un futuro sostenible
En el marco de esta fecha, las Naciones Unidas han hecho un llamado al mundo para reflexionar sobre el vínculo entre género, equidad social y cambio climático. Según advierte ONU Mujeres, “las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática, ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro”. Y recuerdan que son ellas quienes dependen más de los recursos naturales y tienen menos acceso a estos.
Sigamos impulsando la equidad de género desde diversos frentes, justamente, dándole la voz a las lideresas del mundo y de cada comunidad para que dirijan este cambio urgente y justo. Solo se alcanzará un planeta sostenible cuando la mitad de la población esté plenamente incluida.