La educación en Latinoamérica ha avanzado en los últimos años gracias a la conectividad, la digitalización y la tecnología. Sin embargo, aún hay retos para seguir facilitando el aprendizaje en la región.
La pandemia del COVID-19 cambió al mundo para siempre. Tras sumirnos en un periodo de cuarentena y confinamiento obligatorio, las empresas y otras instituciones tuvieron que adaptarse a la denominada “nueva normalidad” para tratar de que todo siguiera funcionando bajo nuevos modelos y hábitos.
Así las cosas, la tecnología, la digitalización y la conectividad se erigieron como importantes herramientas para distintos ámbitos, como el trabajo y la educación.
Fue tanto así que la cantidad de EdTechs –compañías dedicadas a utilizar y desarrollar tecnología dirigida a la educación– creció hasta alcanzar las 15 mil en América Latina y el Caribe, según un censo del Instituto por el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey.
Por otra parte, el Banco Interamericano de Desarrollo reveló que el 92% de los ministerios de educación en América Latina y el Caribe implementaron programas de educación en línea entre 2020 y 2022.
La tecnología al servicio de la educación: aportes con retos
La implementación de nuevas tecnologías en esta industria representa un instrumento vital para que los Estados mejoren el acceso a la educación de la población.
Por ejemplo, en lo que al derecho a la educación respecta, se incrementaron las oportunidades de aprendizaje a través de los medios digitales con acciones como la facilitación de creación de libros, cursos o materiales educativos por Internet.
Además, sumó mucho la implementación de plataformas para el dictado en línea y módulos de capacitación para docentes. Incluso la dotación de equipos tecnológicos digitales para las poblaciones vulnerables, de modo que pudieran acceder a Internet y estudiar a distancia.
Herramientas conocidas como YouTube y WhatsApp, de acceso móvil, fueron puestas a disposición de alumnos y docentes para facilitar y/o complementar las sesiones educativas y las gestiones relacionadas a ello.
Sin embargo, pese a dichos avances, sin duda hubo retos y aprendizajes que sortear. Y es que, si bien la inversión en EdTechs en la región superó los mil millones de dólares durante 2022 y se ven avances en la democratización de la educación en la región, esta aún no crece al ritmo que debería. De ahí la importancia de seguir trabajando por reducir la brecha digital, pues ello, además de la ausencia de infraestructura y personal especializado son algunos de estos desafíos.
Los avances tecnológicos y la digitalización de la educación pierden sentido si la población no puede acceder a estos por falta de equipos o recursos óptimos. Además, los educadores deben capacitarse constantemente para contar con las habilidades necesarias para monitorear el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
Asimismo, los bajos niveles de madurez digital en las instituciones educativas y el hecho de que aún exista una cierta resistencia a los cambios que impone este proceso ameritan que exista más sinergias entre los principales agentes que participan en la industria educativa.
Como bien señaló Patrick Brothers, CEO de la cumbre internacional HolonIQ, en el 9° Congreso Internacional de Innovación Educativa que organizó el Tecnológico de Monterrey, los participantes primarios y secundarios de la educación deben enfocarse en el alumno mientras desarrollan habilidades digitales en los docentes y atraen inversiones y alianzas del sector privado para impulsar el crecimiento de esta industria.
Los retos están puestos sobre la mesa. El objetivo: acercar a más personas una educación de calidad apalancada por la tecnología y la conectividad.